En el contexto de pandemia que acecha mundialmente, donde las más importantes revistas mundiales muestran el ranking de los hombres más ricos del mundo, han aumentado sus fortunas en un 25% más, desde el comienzo de la pandemia. Nuestro país, nuestra provincia, nuestra ciudad, no escapan a estas realidades, ya que para que esas personas sean más ricas, muchos tienen que ser más pobres y para saber esto, nos basta con transitar día a día las calles de nuestros barrios, donde la desocupación y la pobreza se van haciendo cada vez más profunda y con ella se diluyen tantos otros anhelos colectivos y naturales de una comunidad engañada.
Mientras esta realidad nos golpea en la cara tenemos un gobierno municipal que sistemáticamente se ha valido de estrategias miserables para mantenerse y escalar en el mundillo político electoral.
Se mimetiza públicamente abrazando una bandera popular, pero solo es una puesta en escena que le ha funcionado para mantener sus aspiraciones electorales a fuerza de una fuerte inversión en los medios de comunicación, cuidando así los negocios centrales del establishment fueguino ya que es este, quien realmente le puede asegurar una escalada en el poder electoral. Mientras tanto la verdad de la milanesa es la falta de respuestas en 5 años de gestión para el eterno problema ushuaiense que es el acceso a la tierra dignamente, obviamente para ciudadano común ya que la tierra con todos los servicios, para los sectores de poder siempre están aseguradas
Mientras tanto los sectores vulnerables solo son víctimas de disciplinamiento social a través de los aprietes y amenazas, con dejar sin trabajo a padres de familias, no permitiendo ingreso de materiales para mejoramientos de sus precarias casas, dejándolos sin servicios de agua a los vecinos que no comulgan con sus políticas, permitiendo armados de casa en barrios informales a quienes les aseguran fidelidad o el llenado de una afiliación a través de punteros que nos le tiembla la mano para entregar y hostigar a sus propios vecinos.
Con la falta de trabajo y la desesperación de miles de trabajadores puso en práctica un plan de administración del hambre, que esta lejos de dignificar la vida de los vecinos y mucho más lejos de un verdadero compromiso social que genere herramientas laborales, por ejemplo con un aporte solidario de los empresarios que año a año llenan sus arcas, utilizando las bellezas naturales patrimonio de todos los ushuaienses y que solo unos pocos lucran de ellas.
También como trabajadores tenemos la obligación de preveer, que se ha impuesto una flexibilización laboral desde el estado explotando cientos de jóvenes en su gran mayoría por medio de las pasantías y jugando con la ilusión de estos trabajadores de algún día acceder a una planta permanente en el municipio, negándoles así el derecho que todo trabajador merece de un salario digno con aportes previsionales y obra social.
Todas estas cuestiones evidencian, la falta de verdadero cuadros políticos, que sepan ejercer liderazgos a través de capacidad política sin tener que recurrir a prácticas cuasi mafiosas que solo degradan a la verdadera política y contaminan la práctica democrática de las organizaciones de base.
Tenemos el deber moral de apelar ante cada vecino para fortalecer los espacios de organización política y social, que no hemos claudicado ante tales prácticas, con una mirada totalmente critica pero a su vez revolucionaria convencidos de que el verdadero poder está en nuestras manos, en la organización de cada vecino trabajador, revelándose ante la injusticia y entendiendo que toda conquista lograda solo es merito de la lucha conjunta.
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